lunes, 10 de diciembre de 2012

Prohíben al padre Llano escribir en EL TIEMPO


Por orden de sus superiores, ayer publicó su última columna. Un texto suyo causó controversia.

La tradicional columna de opinión del sacerdote jesuita Alfonso Llano Escobar, 'Un alto en el camino', que hace más de 30 años apareció por primera vez en este diario, llegó a su fin.
"El padre Adolfo Nicolás, superior general de la Compañía de Jesús, le ha dado orden al padre Alfonso Llano de dar por terminada su vocación apostólica de escritor, lo priva de su libertad de palabra y le exige que no se despida y que guarde absoluto silencio", escribió Llano en un mensaje a la Dirección de EL TIEMPO.
El español Adolfo Nicolás es la máxima autoridad de esta comunidad religiosa en el mundo.
La drástica determinación tiene que ver con la columna publicada el 24 de noviembre, titulada 'La infancia de Jesús', en la que abordó el tema de la virginidad de María. (Lea aquí la columna).
Sus declaraciones generaron controversia en diferentes sectores de la Iglesia Católica, tanto así que monseñor José Daniel Falla, secretario general de la Conferencia Episcopal, aseguró que "el padre Llano ha perdido el horizonte y dejado de lado la fe que se pregona en la Iglesia desde sus inicios, al negar la virginidad de María", y les pidió a sus superiores que lo llamaran al orden.
Falla afirmó además que, con sus declaraciones, Llano también puso en duda la divinidad de Jesús.
Pero hay quienes tienen otra opinión. "Por respeto a la verdad y la justicia, como superior de los jesuitas de Colombia debo decir que el padre Llano nunca ha puesto en duda la divinidad de Jesús y siempre ha afirmado que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre, como lo afirma el dogma católico", dice el padre Francisco de Roux.
Añadió que junto con los demás jesuitas comparte "el dolor del pueblo creyente" y la preocupación teológica de los obispos causada por el artículo referido.
En su columna de este domingo, titulada 'Mea culpa', Llano presentó excusas y se dedicó a presentar la doctrina, documentada ampliamente en la Iglesia Católica, acerca de la Virginidad de María. Esta polémica fue abordada por importantes portales católicos del mundo, como AciPrensa, que reprodujeron las declaraciones de monseñor Falla y del obispo de la diócesis del Líbano - Honda (Tolima), monseñor José Miguel Gómez. (Lea aquí la columna).
Gómez afirmó que el padre Llano incurrió en el delito canónico de herejía al poner en duda un dogma innegociable del clero. Advirtió que es "francamente herético" afirmar -citando la columna de Llano- que: "En cambio, como madre del hombre Jesús, igual a nosotros, lo engendra con un acto de amor con su legítimo esposo, José, del cual tuvo cuatro hijos varones y varias mujeres".
"El padre Llano conserva y profesa todo lo que enseña la fe católica y apostólica y quiere permanecer firme en su vocación a la Compañía de Jesús y a la Iglesia Católica hasta la hora de su muerte", dice el sacerdote en su mensaje a este diario, tras reconocer que acepta la decisión con humildad y obediencia.
También ruega a sus amigos que no lo llamen y pide una oración para que esta prueba redunde en la mayor Gloria de Dios. "Quienes juzgan al padre Llano, piensen que serán juzgados por Dios", añadió.
Alfonso Llano Escobar, filósofo, teólogo, bioeticista y director del Instituto de Bioética de la Universidad Javeriana por muchos años, ha sido un sacerdote reflexivo sobre los asuntos de la Iglesia a la que pertenece.
Ha sido una voz fresca y renovadora para sus lectores, pero también incómoda para el sector más conservador del clero.
En la década de los 70 opinó que los esposos deberían tener derecho al control de la natalidad y que el celibato debería ser opcional para los sacerdotes.
Esta es la segunda vez que se despide de EL TIEMPO. En el 2003, tras 25 años de trayectoria, sus superiores le prohibieron escribir públicamente después de una polémica similar en la que intervino el entonces arzobispo de Bogotá y cardenal Pedro Rubiano. En el 2008 Llano retomó su columna en este diario.
REDACCIÓN VIDA DE HOY.
Tomado de;
http://www.eltiempo.com/gente/padre-alfonso-llano-escobar-deja-su-columna-en-el-tiempo_12437946-4
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La infancia de Jesús

Alfonso Llano Escobar, S. J.

Así se titula el tercer volumen de la trilogía sobre Jesús de Nazaret del teólogo Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI.


Así se titula el tercer volumen de la trilogía sobre Jesús de Nazaret del teólogo Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI. Ha sido editado en nueve idiomas, entre ellos el español, y sale con una primera edición global de un millón de ejemplares.
Con una serie de artículos de prensa y de entrevistas por radio y televisión, quiero orientar a los lectores de este libro del Papa, que ofrece una dificultad especial, la virginidad de María, que va a dar mucho que hablar a los teólogos y a los medios.
Para empezar, estos últimos se preguntan: ¿por qué vuelve el Papa sobre un punto que parecía ya superado, a saber, la virginidad de María?
Respondo: por tres razones, una obvia, y es que el teólogo Ratzinger se propuso escribir una trilogía sobre Jesús de Nazaret. Ya se había ocupado de la vida pública de Jesús y de su Pasión, muerte y Resurrección. Le faltaba este tercer volumen, ya anunciado, sobre la infancia de Jesús. Y ahora lo hace, tema que lo lleva a hablar necesariamente de la virginidad de María. Segunda, porque Jesús es el personaje central de la fe católica, y es deber del Papa predicar a Jesús opportune et importune, a tiempo y a destiempo, como aconseja san Pablo a Timoteo (II Tim 4,2). Tercera: porque el tema de la virginidad de María está siendo revisado por algunos teólogos católicos y requiere aclaración.
Hablar de Jesús no es fácil, porque es un misterio, el misterio central de la fe católica, que confiesa que Jesús es verdadero (hijo del) hombre y verdadero (hijo de) Dios. Esta doble realidad supone un doble nacimiento. San Pablo, en la carta a los filipenses 2,6 nos dice que Jesús fue un hombre común y corriente (Fil 2,7). San Mateo, el mismo que nos habla de la concepción divina de Jesús (1,26), nos presenta a Jesús como el hijo de María y de José ( 13,53 y ss.) y con varios hermanos hombres y varias mujeres. Conviene aclarar que, a juicio del biblista católico norteamericano John Meier, quien estudia a fondo el problema, en los cuatro Evangelios se trata de verdaderos hermanos carnales de Jesús (Un Judío Marginal, I, 341). Es hora de dejar el cuento de que son primos hermanos de Jesús. Tal supuesto se aducía para poner a salvo la virginidad corporal de María. El Papa cita varias veces en su trilogía la obra de este gran biblista, sin oponerse a su interpretación de la no virginidad corporal de María.
Para que se entienda la posición del Papa en este volumen tercero, conviene tener en cuenta que en teología hay dos maneras complementarias de acceder a Jesús: una vía descendente, que es la que sigue el Papa, y siguieron los cuatro primeros concilios, que se apoya en san Juan I,14: "El Verbo se hizo hombre", vía que hace énfasis en la divinidad de Jesús, como lo hace el Papa, y la otra vía que es ascendente, que fue la histórica, que comienza con el hombre Jesús y termina con su exaltación como Hijo de Dios, según la cual María tuvo una familia numerosa.
Resumiendo: el lector de esta obra de Ratzinger se va a encontrar con la afirmación de la virginidad de María. Dado que el Papa sigue en esta obra la vía descendente, hace énfasis en su divinidad, que da pie a la virginidad teológica de María (Mt 1,26) y silencia su humanidad, cuyo origen no es virginal (Mt 13,53 y ss.). En otras palabras: María engendra al Hijo de Dios virginalmente, en sentido teológico, sin la intervención de José, tal como lo relata Mateo 1,26, por obra y gracia del Espíritu Santo. En cambio, como madre del hombre Jesús, igual a nosotros, lo engendra con un acto de amor con su legítimo esposo, José, del cual tuvo cuatro hijos varones y varias mujeres (Mt 13,53 y ss.).
Esperemos el libro y hablaremos con mayor conocimiento de causa. 

Alfonso Llano Escobar, S. J. 
cenalbe@javeriana.edu.co

Tomado de;
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/alfonsollanoescobar/la-infancia-de-jess-alfonso-llano-escobar-s-j-columnista-el-tiempo_12399262-4
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¡Mea culpa!


Alfonso Llano Escobar, S. J.

Presento a los lectores ofendidos y desconcertados mis sinceras disculpas por traer a mi columna discusiones y puntos de vista de teólogos que más ofuscan los ánimos que ayudan a vivir la vida de fe con seguridad y paz.


Confieso que mi artículo sobre la Infancia de Jesús, del domingo 25 de noviembre, no fue afortunado. Presento a los lectores ofendidos y desconcertados mis sinceras disculpas por traer a mi columna discusiones y puntos de vista de teólogos que más ofuscan los ánimos que ayudan a vivir la vida de fe con seguridad y paz.
Dejando los temas delicados para discusiones entre teólogos, me quiero limitar hoy a presentar la doctrina de la Iglesia y del pueblo de Dios sobre la Virgen María para despejar las dudas y confusiones creadas con mi artículo y así calmar los ánimos, inútilmente exaltados.
El Documento más autorizado al respecto es la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, el cual se expresa ampliamente sobre el misterio mariano, del cual tomo los siguientes apartes:
No. 52. "Dios, en su gran bondad y sabiduría, queriendo realizar la redención del mundo, cuando se cumplió el plazo, envió a su Hijo, nacido de mujer, para que recibiéramos la adopción de hijos (Gal 4,4-5). "El cual, por nosotros los hombres y por nuestra salvación, bajó del cielo y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María Virgen". Este misterio divino de la salvación se nos revela y continúa en la Iglesia, a la que el Señor constituyó como su cuerpo. En ella, los fieles unidos a Cristo, su Cabeza, en comunión con todos los santos, conviene también que veneren la memoria ante todo de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo nuestro Dios y Señor".
No. 54. "El Sagrado Concilio, al exponer la doctrina de la Iglesia, en la que el divino Redentor realiza la salvación, intenta iluminar cuidadosamente la misión de la Bienaventurada Virgen en el misterio del Verbo encarnado y del Cuerpo Místico, así como los deberes de los redimidos para con la Madre de Dios, Madre de Cristo y Madre de los hombres, especialmente de los creyentes".
No. 57. "Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte. Aparece en primer lugar cuando María se dirige aprisa a visitar a Isabel, que la proclama feliz a causa de su fe en la salvación prometida, mientras el Precursor salta de gozo en el seno de su madre. Se manifiesta igualmente en el nacimiento, cuando la Madre de Dios muestra con alegría a los pastores y a los magos a su Hijo primogénito, que no menoscabó su integridad virginal, sino que la santificó".
No. 63. "Ciertamente, en el misterio de la Iglesia, que también es llamada con razón madre y virgen, la Santísima Virgen María fue por delante mostrando en forma eminente y singular el modelo de virgen y madre. En efecto, por su fe y su obediencia engendró en la tierra al Hijo mismo del Padre, ciertamente sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo, como nueva Eva, prestando fe no adulterada por ninguna duda al mensaje de Dios, y no a la antigua serpiente. Dio a luz al Hijo, al que Dios constituyó el mayor de muchos hermanos (Rom 8,29), es decir, de los creyentes, a cuyo nacimiento y educación colabora con amor de madre".
Terminemos estas afirmaciones del Concilio Vaticano II con la declaración clara y terminante del Papa actual, sobre la virginidad de María. Escribe en su libro: "Entonces, ¿es cierto lo que decimos en el Credo: creo en Jesucristo, su único Hijo (de Dios), nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen?" La respuesta es un "sí" sin reservas". La Infancia de Jesús, pág 62.
Espero que estos apartes de la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, más la confesión del Papa actual sobre la virginidad de María, traigan paz a los espíritus y restituyan la confianza del pueblo de Dios, depositada en las enseñanzas de la Iglesia. 

Alfonso Llano Escobar, S. J. 
Tomado de;
http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/alfonsollanoescobar/mea-culpa-alfonso-llano-escobar-s-j-columnista-eltiempo_12435527-4
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