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El niño que
amaba los animales
Hace unos años El joven Lucio Rodríguez Londoño, trajo desde
Estados Unidos, las cenizas de su padre, también llamado Lucio Rodríguez Galindo,
quien era hijo de Lucio Rodríguez San Miguel el cobrador del puente Navarro al lado de Puerto
Bogotá.
Pues bien, Lucio, el hijo del cobrador
por vivir cerca al rio, y observar
diariamente la diversidad de animales, como
aves, perros, gatos, palomas, patos, mariposas, se fue encariñando de ellas.
Por razones de la violencia política,
que afecta a todos, Lucio el hijo del cobrador tuvo que salir de la ciudad, y también
del país, estudio lo que más le encantaba Ingeniería agrónoma, y luego Ciencias
avícolas, convirtiéndose en el primer especialista en aves que tuvo el país, y aquí,
junto a otros amigos creo el programa de Zootecnia en Colombia, siendo el primer
programa.
Por todo su trabajo fue condecorado, lo
cual le hizo muy feliz. Luego se caso, y su hijo de matrimonio lo bautizo Lucio.
Así como su padre, y asi como su abuelo. Luego de trabajar por muchos años regreso a
Estados Unidos, siempre añorando su terruño, y allá les dijo a su esposa e hijo,
cuando muera, quiero que mis cenizas sean arrojadas desde el puente donde laboro mi padre.
Y sucedió, que cuando
falleció Lucio Rodríguez Galindo, su hijo Lucio Rodríguez Londoño , su esposa y
familiares, llegaron al puente Navarro a cumplir la promesa de Lucio, y fueron
lanzando poco a poco las cenizas, y cuando iban llegando al rio, los peces
revoloteaban dándole la bienvenida al hombre que a amaba a los animales.
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http://centrodehistoriahonda.blogspot.com/2014/10/lucio-rodriguez-galindo-un-hondano-que.html
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Durmiendo bajo
un cementerio
Toribio vivía muy holgado en su
casa en el sector de las Colinas, había logrado
por fin luego de mucho esfuerzo tener su propia casa,y allí vivía cómodamente
junto con sus hijos y mujer.
Si le parecía raro que uno de sus hijos menores,
se quedaba atónito mirando cerca a la cocina como si alguien estuviese allí junto a él, asi era casi todos los días.
A veces cuando estaba Toribio solo escuchaba
ruidos, y él iba a mirar y no veía nada, las vasijas ahí mismo, los trastos quietos,
en fin, nada se había caído, pero eso sí, su piel se ponía de gallina, y así sucesivamente algunos
días en especial los martes o viernes.
Liego le contaron que por la ampliación
de la Carrera primera, el sector de las Colinas iba a ser derribada para dar
espacio a la nueva vía, Y fue así que cuando vino la concesionaria, y tumbo la
casa de Toribio y sus vecinos, una re excavadora encontró un resto óseo, luego otra, y otro,
que hizo parar la obra.
Cuando fueron a mirar, los antropólogos contratados
por la concesionaria, había desenterrado más de
noventa cuerpos, ya todos en resto
óseos. Cuando Toribio se entero, fue a observar, y se acordó de los ruidos y lo
que observaba su hijo menor, ahí fue donde se dio cuenta, que había vivido
durante varios años sobre un cementerio.
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El tesoro de la
Salada
Arcadio es un buen buscador de tesoros,
y donde el escuchaba que había huacas
alla iba y la buscaba. En una ocasión escucho a José Edgar, el de la tienda,
que en la Salada había un tesoro, pero allí no podía ir cualquiera, que debía ir
rezado, llevar agua bendita, en fin ir preparado para no tener malas consecuencias.
Arcadio empezó a prepararse, primero, ahora
si iba a misa casi todos los días, luego le pidió al padre de la Parroquia que
le llenara unas botellas de agua bendita, también adquirió imágenes de santos,
en fin el hombre se volvió muy allegado a la iglesia, pero la gente lo que no sabía,
es que se estaba preparando para ir por el tesoro de la Salada.
Empezó a dar rodeos por la Salada, miraba
bien como subirse, las horas de mas sol,
las horas de mas sombra, y hasta de noche, en especial de luna llena. El ya se sentía
sacando el tesoro de la Salada, y se ufanaba de su riqueza. La cual aun no poseía.
En varias ocasiones le decía a José Edgar, fieme que con el tesoro le pago. José
Edgar, le respondía, cuando lo saque le fio.
Llego semana santa, que es la época de
la huaquearía, o la búsqueda de entierro, y Arcadio llego a la Salada, había
luna llena, lo que le permitió ascender con facilidad, trepo y trepo, hasta que
por fin llego al sitio donde decían estaba el tesoro, como estaba fatigado del ascenso,
no se fijaba en nada, solo sintió como si alguien lo hubiese empujado a un
lado, y el que se mueve del lugar, y en segundo cayo una roca, que de no
haberse corrido lo hubiese aplastado, al ver eso Arcadio, Salió despavorido. Que
huaca, que tesoros, la vida primero. Y desde esa época, hasta el dia de hoy,
Arcadio esta laborando sagradamente en construcción, donde la mano misteriosa
no lo hubiese movido, allá estaría todavía sepultado por la roca que cayó donde estaba parado
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