martes, 16 de marzo de 2010

Asuntos de forma y fondo

La sentencia de la Corte Constitucional sobre el referendo sorprendió a quienes esperaban que los magistrados solo tocarían asuntos de forma. Pero fue más lejos, señalando que los vicios de forma también tocaban el fondo del ordenamiento jurídico.En la psicología, la Gestalt se ocupó de esta relación de fondo y forma. El tema ha sido central en la crítica de arte. McLuhan, hablando de la comunicación de masas, fue más lejos con su máxima de "el medio es el mensaje". Y, en lo cotidiano, alguien decía: "Lo que me molesta no es que me mienten la madre, lo que me choca es el tonito".
Pues bien: este principio es fundamental para periodistas y editores de los medios de comunicación que con facilidad desfiguran la realidad a partir de un titular o de una simplificación que tergiversa los hechos: la forma equivocada. Cuando la Corte Constitucional invitó a informar a los jóvenes sobre las normas relacionadas con el aborto, periodistas destacados comenzaron a preguntar a sus entrevistados sobre la "orden de la Corte de establecer una cátedra de aborto". Alguien me dijo que era cuestión de poner las cosas al alcance del público, pero en realidad fue una completa traición de la verdad.
El 3 de marzo, este diario incurrió en otra de estas barbaridades que cambian la realidad. En página muy destacada apareció el titular: 'El 77 por ciento de los maestros nuevos se rajó'. El periodista no entendió el tema que trataba.
En primer lugar, el examen no tenía perdedores, sino ganadores. Si hubiera titulado 'el 23 por ciento de los maestros logró mejorar su escalafón por alto desempeño', habría generado una visión muy diferente del esfuerzo de los educadores. No destacó el hecho de que la evaluación de maestros había sido condenada al fracaso, con amplios movimientos de desobediencia civil, cuando a un ministro se le ocurrió hacer una obligatoria con la amenaza de destituir al 5 por ciento que tuviera los peores puntajes. Desde esa época, la evaluación de los maestros fue un tabú, que hasta ahora se destrabó proponiéndola como voluntaria.
Lo que hay que destacar es que se presentó el 62 por ciento de los maestros nuevos y de ellos el 23 por ciento logró resultados por encima de 80 puntos sobre 100. Esto marca un cambio muy importante en la forma de avanzar en la profesionalización y estímulo de los maestros. Este es el fondo de la noticia y es lo que realmente tiene significado para los ciudadanos, pues, en la medida en que la promoción se dé por méritos académicos y acreditación de competencia en el desempeño profesional, se irá perfilando un proceso mayor de valoración pública de los educadores, a la vez que ellos darán mayor importancia a su perfeccionamiento que a la simple antigüedad.
Otra discusión que se abre con este primer grupo -muy numeroso, por cierto- que participó en la evaluación tiene que ver con la calidad y pertinencia de las pruebas, con el análisis comparativo entre regiones y con el papel de las facultades de educación. Sin duda, los resultados hablarán de la calidad de los maestros provenientes de otras disciplinas o sobre la calidad del desempeño en ambientes complejos. Pero sin evaluación no es posible abordar estos temas.
La discusión sobre la emergencia social mostró lo que significa para los médicos su estatus profesional, consistente en su derecho a tomar las decisiones propias de su saber, orientadas a la defensa de la vida y el cuidado de la salud. Lo mismo es válido para los educadores, que, como profesionales, merecen el aprecio de la comunidad y el respeto a su saber, orientado al desarrollo de niños y jóvenes. Por eso, los periodistas tienen que tener cuidado cuando hacen juicios de valor en sus titulares, máxime cuando pueden inducir a la población a ver a los maestros como ineptos e incapaces. Y los directores de medios deben asegurar que temas serios sean cubiertos por gente que sepa de lo que informa
Francisco Cajiao
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